7 nov 2018

La pincoya





Nacida de la unión del Millalobo y la Huenchula, la leyenda dice que al regresar nuevamente la Huenchula, a casa de su madre; en donde había dejado a su hija durmiendo en una batea, comprobó que la curiosidad de su madre la hizo mirar a la bebé que no debía ser mirada por ningún ser mortal, y esta se había transformado en agua cristalina. Al verla transformada, invadida por el llanto y la desesperación, cogió la vasija y corrió desesperada hacia la playa, a vaciar su contenido en las aguas del mar. Y luego, avanzando hacia el interior del océano, llamó a su esposo el Millalobo. Entre sollozos y llantos, le relató lo acontecido con su hija. Apenas hubo terminado de pronunciar la última frase de su historia, vio emerger desde las aguas y acercarse hacia ella, una delicada barca semejante a una lapa, llevando en su interior a su desaparecida hija, convertida ahora en una hermosa joven, a quien dio el nombre de Pincoya. Así toda la familia se fue a vivir al fondo del mar, en el palacio del Millalobo. En el fondo del mar, posteriormente la Pincoya se casó con su hermano, llamado el Pincoy, y como buena hija, ayuda a cuidar el reino de su padre.
Desde ese día, las múltiples variedades de peces y mariscos, que el Millalobo ofrece generoso al pueblo chilote, junto con las siembras, en mares y playas, las realiza por intermedio de las manos de su hija predilecta, la Pincoya, quien para cumplir su trabajo baila una canción que canta el Pincoy. Los chilotes, especialmente los pescadores, cuentan en sus leyendas que cuando la Pincoya realiza su delicado baile hacia el mar, significa que en esos mares abundarán los peces y mariscos; en cambio si lo hace hacia la tierra, generalmente debido a que los pobladores han cometido alguna falta en contra del mar, les indica que, para la temporada venidera, los mencionados productos escasearán y por tal motivo, será necesario salir en su búsqueda a playas y mares lejanos. No obstante, cuando llega la escasez y en ciertas regiones se prolonga por largo tiempo por ausencia de la Pincoya, es posible hacerla volver y con ella, la abundancia, por intermedio de una ceremonia especial.
Otra tarea de la Pincoya es la de ayudar a los chilotes que naufragan. Así, los marinos siempre encuentran junto a ellos a la Pincoya, que acude pronto en su auxilio. Si por razones superiores no logra su propósito de salvarlos, ayudada por sus hermanos la Sirena chilota y el Pincoy, transporta con ternura los cuerpos de los chilotes muertos hasta el Caleuche, en donde ellos revivirán como tripulantes del barco fantasma y a una nueva existencia de eterna felicidad.
En el libro de la mitología de Chiloé, "Recopilación de historias leyendas y creencias mágicas obtenidas de la tradición oral del Archipiélago de Chiloé", de Renato Cárdenas, se señala lo siguiente respecto al origen de este ser mitológico:
"Al año de ser raptada por el Millalobo, la joven Huenchula regresa al hogar materno con un bultito en el regazo, que no permite que se lo miren, pero su madre, la Huenchur, no resiste la tentación y al primer descuido destapa a su nieto y la criatura se vuelve agua cristalina. La Huenchula , al encontrar una poza de agua en la artesa donde había dejado a su hijo , deposita ese líquido en los dominios del Millalobo y esta substancia se vuelve una adolescente muy hermosa, de larga cabellera dorada de encantos y dulzura incomparables."
La Pincoya, desde entonces, reina en el mar junto a sus padres, protegiéndolo, sembrándolo y rescatando a los náufragos. Viste con algas marinas y su alimento predilecto es la linaza. Su presencia sobre una roca o sembrando en una playa con la cara vuelta hacia el mar es señal que ese sitio será pródigo en mariscos y peces. A diferencia de la Sirena, la Pincoya no posee cola de pescado y sí piernas humanas.

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